Su nombre para esta historia será Fabián. Es un chico hermos..

Su nombre para esta historia será Fabián. Es un chico hermoso de espalda ancha y brazos fuertes con el cual hace un rato intentábamos coordinar vernos. Pasó a recogerme a mi casa, yo andaba un pantalón, tennis, un suéter, mi cabello recogido y por debajo el conjunto de lencería amarilla que ya les he mostrado por aquí antes. Me llevó a un motel e inmediatamente entramos me comenzó a besar, sus labios grandes y suaves bailaban con los míos mientras soltaba pequeños gemidos, quería tenerlo, llevaba mucho tiempo esperando este momento. Me quité el suéter revelando el top de lencería que andaba y no perdí el tiempo en quitarle su camisa y desabrochar su pantalón, quería sentir su pene erecto mientras me seguía besando. Rápidamente me tomó del cuello y me tiró a la cama, me desvistió y se puso sobre mí, me sentí algo intimidada mientras volvía a tomarme del cuello y me besaba, se separó lentamente y me escupió en la boca, sabía que me tenía a su merced y no había nada que pudiese hacer más que dejarme ir, volvió a escupirme en la boca mientras me veía a los ojos haciéndome saber que en ese momento era suya. Bajó y comenzó a mamarme, sus labios succionaban mi glande suavemente y yo no podía hacer más que cerrar los ojos y gemir, amo cuando me maman el pene así de bien como lo hizo él. Bajaba desde la punta de mi pene duro hasta la base, me chupaba los testículos y me basaba las ingles mientras masturbaba mi picha llena de su saliva. Me sentía en el cielo, mis zonas más sensibles estaban siendo devoradas por este chico. Pero yo sabía lo que yo quería, anhelaba su culo virgen y tallado, que pedía ser penetrado por mi pene, esta vez se invertía el rol de poder. Le dije que se acostara, le volví a besar los labios, pasé a sus oídos y cuello, y él comenzaba a gemir del placer. Bajé a sus pezones y los mordí suavecito, seguí bajando dándole besos en su abdomen y llegando a su pene que también estaba tan duro como el mío. Lo saboreé y comencé a tragármelo hasta que sus testículos me pegaban en la barbilla, acomodé sus piernas sobre mis hombros, las subí y de pronto lo vi, mi meta, su ano estaba rogando que le metiera la lengua y lo hiciera mío. Comencé a mamarle el ano y Fabián ya comenzaba a pegar gritos de placer, sus pequeños gemidos masculinos se tornaban en gritos que llamaban mi nombre y pedían que lo penetrara con mi lengua. Me levanté, le sonreí, puse lubricante en mis dedos y le inserté uno primeramente. Sus ojos se abrieron al sentir la presión que mi dedo hacía contra su próstata, sabía que en ese momento él me pertenecía a mí. Seguí masturbándolo mientras le abría su virgen ano, le metí dos dedos y luego tres, su culo me pedía que lo penetrara, llegué a meterle cuatro dedos en total pero él seguía nervioso de saber que pronto le metería mi gran pene erecto. Le di su cigarro electrónico y le ordené que fumara, me posicioné sobre él mientras lo volvía a penetrar con mis dedos y tragué su humo para devolvérselo en su cara. Fabián estaba listo para recibir mi picha, su lenguaje corporal me lo decía, sus ojos me lo decían y él me lo pedía. Le abrí su hueco una vez con mis dedos y lentamente presioné la cabeza de mi pene contra su ano, entró perfectamente hasta que le metí toda mi verga. Sus gemidos se mezclaban entre dolor y placer, pero me pedía que siguiese, que no parase. Comencé a sacar y meter mi pene lentamente, cada metida Fabián gemía más fuerte, una vez que se acostumbró a mi tamaño, comencé a aumentar la velocidad y la fuerza, él era mío en ese momento. Decidí tomar su pene con mi mano, mientras que con la otra sostenía su pierna contra su abdomen, para tener mejor acceso a su próstata cada vez que la golpeaba con mi pene. Lo masturbé hasta que vi como comenzaba Fabián a retorcerse de placer, estaba por tener su primer orgasmo por penetración anal y su cuerpo no sabía lo que le esperaba. Decidí darle con más fuerza mientras él intentaba recuperar el control que perdía de su cuerpo, pero ya era muy tarde, su pene explotó en leche y él gritaba mientras temblaba de placer. Nunca había sentido un orgasmo como el que acababa de sentir. Lo miré a los ojos y le sonreí mientras jugaba yo con su semen. Su satisfacción le dibujaba una sonrisa que cubría toda su cara mientras me decía “Victoria, que rico”. Fin.
2023-06-13 13:56:50 +0000 UTC View Post